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domingo, 1 de noviembre de 2009
Mundodisco - Episodio 3
¡¡SALBA A LA PRINSESA!!





- ¿Y en qué consiste exactamente esto?



- Es simple - El anciano bárbaro sacó un sucio y arrugado papel y lo puso sobre el mostrador. - Hay varias pruebas, debéis superar tres, si lo conseguís tenéis derecho a un examen. Y si también aprobáis, os daremos un carnet oficial de héroe. En las pruebas os puntuaremos y después podéis cambiar esos puntos por equipo para vuestras propias aventuras. Es una ganga. Per primero debeis superar las cuest.



- ¿Cuest?



- Asi es como llamamos a las aventuras, porque cuestan 20 $.



- ¡¡Quiero convertirme en un héroe!! - Grito de nuevo el troll golpeando el mostrador junto a la gnoma.



- Vale, pero tranquilizate - Olaf agarró con una de sus arrugadas manos la empuñadura de su espada mientras continuaba hablando-. ¿Vais a ir todos juntos?



- ¿Si vamos todos juntos haces descuento? - Todos los interlocutores bajaron la mirada hacia la gnoma que era quien habia hecho la pregunta.



- El precio de las cuest es de 20 dolares, independientemente de que vayais uno o todos, lo que se paga es la aventura. Hay descuento por horda, pero deberiais ser unos doscientos.



- Bien, entonces vamos todos, ¿no?



Tras una breve y ruidosa discusión en la que se cuestionaban si podian conseguir doscientas personas y en la que hacia falta un gran esfuerzo para concentrarse y no escuchar solamente los gritos entusiasmados del troll, se pusieron de acuerdo y pusieron cada uno 5 dolares. Era facil ponerse de acuerdo cuando ahorras 15 dolares. Irian todos juntos.



-Bien, ahora elegid una cuest para empezar.



En la hoja habia escrito:




¡¡Ono!! Una plhaga de ratas ezta akabando con las hecsistencia de la taverna. ¡¡Akaba con hellas!! Y salba a la prinsesa.

Alluda a un mercader a cruzar un bosqe infestado de vandidos. ¡¡Protejelo!! Y salba a la prinsesa.

¡¡Kaspitas!! Hun niñito a perdio el haniyo de su avuela en la cueba de los trolls. ¡¡Recuperalo!! Y salba a la prinsesa.

¡¡Repanpanos!! El Malbado hechizero de la tore hun maligno plan malefiko para acer el mal. A zecuestrao a la prinsesa pa casarse con hella y conbertirse en rei. ¡¡Acaba con hel!! Y salba a la prinsesa.

¡¡Ke miedo!! Hun nijromante ezta lebantando a los muertos de la kripta. ¡¡Hinpideselo!! Y salba a la prinsesa.

Defiende la ardea de la hinvasion de los vandidos. ¡¡!!. Y salba a la prinsesa.

¡¡Rayos!! Hun jigantesco drajon a zecuestrao a la prinsesa. ¡¡Reskatala!! Y salba a la prinsesa.

¡¡Autentiko eroismo varbaro!! Sakea la ardea y apalea sazerdotes. ¡¡El zueño de todo eroe!! Y salba a la prinsesa.







- Bien, ¿cual elegimos? - preguntó Aku a los demás.



- Las ratas, las ratas - dijo Eme Pe mientras daba saltitos sobre el papel.



- A mí me da igual, soy un poderoso mago, no tengo miedo a nada. Incluso podría hacerlo solo, pero iré para protegeros.



-¡¡Hay que salvar a la princesa!! - Tras gritar esto el troll salió corriendo del edificio, repitiendo lo mismo una y otra vez. Los demas se quedaron observando el gran espacio que había quedado vacio y en el que hace un momento se encontraba el troll. Olaf volvió a hablar recordandoles de nuevo para lo que estaba allí.



-¿Entonces iréis a por las ratas?



-Si.



-Bien, tomad esto. - Olaf se agachó bajo el mostrador y sacó unas espadas de madera que repartió entre el grupo. Al ver a la gnoma se quedó pensativo durante un momento, despues arrancó un trozo de astilla de una de las espadas se la entregó. - Ahí teneis vuestras armas. Tomad esto, es el ticket que debeis entregar al tabernero para saber que vais a hacer esa cuest. El os explicará el resto. Salid y dirigio al edificio que hay a la izquierda. Entregadle estos papeles - esta vez dio uno a cada uno. - a los trollos que hay en la puerta para que os dejen pasar.



Tras una larga charla del mago explicando que no necesitaba espada pues su magia era esplendidamente maginifica, Eme Pe subió al hombro de Akú, que se resistió en un principio pero no tardó en darse cuenta de que era mas molesto resistirse que dejarla ahí. Justo antes de salir la gnoma se volvió hacia Olaf y le dijo:



- Eh, tú. ¿Podrías darnos también la entrada para el troll? Es que también a pagado su parte.



- Sí, claro.



Y salieron hacia su primera aventura.







Mientras, Alcalizo corria fuera del edificio principal, gritando una y otra vez que iba a salvar a la princesa. En la puerta de la akademia de éroes la muchedumbre aun se peleaba. El numero de gente inconsciente, incluso de gente vitalmente incapacitada, había aumentado considerablemente. Al ver acercarse a un troll hacia ellos gritando, muchos de los allí congregados decidieron que ya habían tenido sufiente diversión por ese día y volvieron a sus casas a contar las monedas que habian conseguido, o los dientes que les faltaban, y a limpiar las manchas de sangre de la ropa y sustituirlas por las mas satisfactorias manchas etilicas de vomito y alcohol. Los que decidieron que aún tenian ganas de juerga, o que por desgracia no vieron lo que se les venía encima, descubrienron que ser arrollado y pisoteado por 150 kilos de dura piedra corriendo a toda velocidad puede llegar a ser algo jodidamente doloroso. De verdad. Y ver que ni siquiera se da cuenta o que no se interesa de lo que ha pisado, por mas que griten clemencia, hace que muera algo dentro de todos nuestros corazoncitos. O que se muera literalmente.

Al final los pasos del troll le llevaron a un edificio adyacente a la akademia, donde habían otros dos trolls, estos vestidos con pieles y que llevaban sobre sus ojos unos cristales oscuros sujetos a las orejas por alambres.



- ¡¡Tengo que salvar a la princesa!!



Los trolls se le quedaron mirando, intentando que sus miradas severas e implacables traspasaran los cristales oscuros.



- Entrada, por favor.



- ¡¡Que tengo que salvar a la princesa!! ¿Está aquí?



- Sí, pero primero tienes que darme la entrada para poder pasar. Son ordenes del jefe.



- ¿Que entrada?



- Las que da el jefe. Es nuestro trabajo. Machacar a los que intentan entrar sin entrada hasta que quieran comprar una entrada. Son ordenes del jefe.



Alcalizo comenzó a discutir con los trolls, y acabaron hablando del sueldo que cobraban y de si era un trabajo tranquilo. Esto segundo no podian saberlo aún porque era el primer día, pero normalmente cualquier negocio del que formaran parte varios trolls no tenía muchos problemas, eran los clientes los que sufrían accidentes.

Al poco rato llegó el resto de aventureros. Los trolls de la entrada, al verlos, se cruzaron de brazos, intentaron aparentar ser mas grandes aun de lo que eran y les pidieron la entrada. Cada uno entegó su papelito y los trolls se apartaron de la puerta.



- Mu bien. Podeis pasar. Intentad que nadie se muera. Si se mueren vosotros pagais los entierros. Son ordenes del jefe.



- Toma. - Eme Pe le entregó una entrada a Alcalizo, y luego saltó a su hombro, ya que Aku no paraba de removerse todo el rato intentando quitársela de encima, o por lo menos incomodarla tanto que decida bajarse por cuenta propia. El troll cogió la entrada y entró corriendo al edificio.



Los demas entraron detras, intentando alcanzar al troll que corría a través de un largo pasillo, hasta que llegó a una puerta en la que había un cartel en el que ponía TAVERNA. Alcalizo entró rapidamente y fue directamente hacia la barra. la "taverna" era una pequeña habitación, habían varias mesas llenas de gente que no paraba de hacer "hic", decir cosas como "esta fiesta es un muermo, las mujeres están frias y la cerveza caliente" y que no dejaban de cantar desafinadamente sobre una tal Ramona. Tras una larga barra al fondo de la habitación, había un hombre calvo, gordo y con barba.

Alcalizo fue corriendo hacia él y golpeó fuertemente la barra haciendola crujir y saltar astillas de la madera. El tabernero, pues no podia ser otra persona, ya que si cabian dudas llevaba un delantal en el que ponia en letras muy grandes "TAVERNERO", se quedó mirandolo muy nervioso. Al ver aparecer al resto del grupo tras el troll recobró la compostura e intento recordar su aprendizaje. Rapiticulí se quedó extrañado al ver que ademas del llamativo delantal se podia ver como sobresalián las puntas de un almohadon por debajo del delantal y que de la barba salian dos alambres que se enganchaban en las orejas. El tabernero carraspeó y empezó a hablar en un tono chillón que intentaba emular una voz profunda.



- Oh, pobre de mí. Esas malditas ratas estan comiendoselo todo y acabando con el negocio. Oja... Oja... . El tabernero se remango y comenzó a leer algo que llevaba escrito en el brazo. - Ojala unos fuertes aventureros quisieran ayudarme.



- ¡¡¿¿Donde está la princesa??!! - Alcalizo golpeó de nuevo la barra, resquebrajandola casi por completo.



El tabernero intentó no mirar al troll, continuó hablando.



- Esto... Ejem... O.. Ojala unos fuertes heroes me ayudaran, las ra...



- ¡¡Quiero salvar a la princesa!!



- Pero las ratas han...



- ¡¡La princesa!!



- Oh, venga ya. Llevo una semana estudiándome el guio y practicando para este momento. Dejadme acabar al menos. Por favor.



- ¡¡Que me digas donde está la princesa!!



El tabernero cogió una llave y la puso sobre la barra. Les dijo que la princesa estaba en el sótano, les señalo una puerta, tras la barra. Y que debian traerle las ratas que matasen. Aku cogió la llave y abrió la puerta. Nada mas abrirse la puerta Alcalizo empezó a correr de nuevo con Eme Pe sujetandose con fuerza a su hombro para no caerse, bajando las escaleras hacia el sótano. Aku, pensando que el troll se quedaría con toda la gloria y el protagonismo comenzó a correr también. Si alguien tenía que ser el heroe, debía de ser el. El mago fue detras, sin prisas, seguro de que alguien capaz de usar magia podia permitirse el placer de dejar que los que no lo hacian se adelantasen e hicieran el trabajo sucio.

Tras ellos dejaron a un solitario tabernero, llorando desconsolado sobre la barra destrozada. Deseando tener alguna botella de alcohol de verdad, y no decenas pintadas en la pared.


Escrito por: Yisus_Lol a las 15:42 | 11 Comentarios
 
     
 
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