Episodio 2 - En sólo un día os conbertiré en Éroes barvaros





Bienvenidos a Ankh-Morpork. Esta gran ciudad-estado se encuentra cerca del Mar Circular, en dirección Eje. Es la ciudad más antigua del Disco (siempre según la definición que se use, claro), y sin lugar a dudas, la más grande. Tiene aproximadamente un millón de habitantes, suburbios incluidos (sobre todo suburbios incluidos), y si hubiese que describirla mencionaríamos sin duda alguna su olor. Es un olor especial, a falta de una definición mejor, difícil de olvidar. Un olor que se introduce en la ropa, los poros de la piel, el cerebro, y que se hace un rinconcito especial en el corazón de todo el que lo huele. Es un olor “autentico”, con personalidad propia. Huele a perro mojado con diarrea que ha estado jugando con un montón de cerdos a restregarse en estiércol, y que además ha ganado. Pero lo importante no es su olor, al menos no en esta historia. Lo importante es lo que está sucediendo en la ciudad sin que sus habitantes sean conscientes de ello.


Hace una semana llegaron a la ciudad dos ancianos barbaros. Sus nombres son Olaf el cicatrices y Beogolf el hereje. Hace décadas fueron grandes héroes conocidos en todo el Disco, pero los juglares ya no se interesan por cantar sus hazañas, ahora pagan mucho mejor por cantar el menú de los restaurantes. Así que hace un mes tuvieron una gran idea, que les llego en un sueño a ambos a la vez, con la que pretenden cambiar la situación. Han decidido convertirse en empresarios y montar un negocio. Buscaron la ciudad más grande y concurrida del Disco para ello, y su búsqueda los llevo hasta Ankh-Morpork. Gracias a sus aventuras en el pasado consiguieron una gran fortuna, y a diferencia del resto de héroes, a ellos les gustaba ahorrar un poco. Usaron ese dinero para comprar un par de edificios en la Calle de la Filigrana, junto al resto de Gremios, y allí montaron su empresa. Después contrataron a mendigos y artistas callejeros, y encargaron al Gremio de Grabadores un montón de octavillas para hacer llegar la publicidad a todo el mundo.
La partida había comenzado.


Puede que solo fuese una coincidencia, o puede que no, pero a la vez que Olaf y Beogolf recibían su inspiración, Ankh-Morpork soñaba con convertirse en héroe. Hace un mes que muchos de los habitantes tienen el mismo sueño, son grandes héroes barbaros y viven inolvidables aventuras. Estos sueños han hecho que la moda bárbara este haciendo furor en las calles. Muchos van vestidos con taparrabos y pieles, y el cuero es el material de moda para los modistas. Y entonces, un día alguien metió unas hojas de papel por debajo de sus puertas y vieron que sus sueños podían hacerse realidad.

En las hojas ponía:

¡¡¡¡Haora es TÚ oportunirad!!!!
Az TÚS sueños realidah i conbiertete en hun Eroe. ¡¡¡SÍ!!! As oio… leio Vien.
Haora podras himitar a tus eroes favoritos. Lucha contra malvados echizeros, encuentra tesoros y conquista montañas de oro, ¡¡salba prinsesas!! Conbiertete en el nuevo Cohen el barvaro.
Y zi superas nuestro esamen te alludaremos a iniciar TUS propias aventuras.
¡¡¡TÚ puedes zer el nuevo gran eroe del siglo del Mursielago Frujiboro!!!
Por zolo 30$ la aventura.
Podras encontrarnos en la kalle de la Filigrana, Numero 8.
¡¡COMBIERTETE EN EROE!!

No para menores de 13 años.



Situémonos en el hoy, y más exactamente en el ahora. En este momento estamos frente a un gran edificio con un enorme cartel en el que está escrito: AKADEMIA DE EROES.
Frente a sus puertas hay una multitud de humanos, trolls y enanos. Y si nos fijamos bien también podremos ver un Gnomo. Algunos van vestidos con pieles, otros se ríen de quienes llevan pieles, y unos terceros se dedican a golpear a quienes se ríen. Pero todos están allí por lo mismo (bueno, no todos, hay un montón de enanos que solo han acudido cuando han leído que habían montañas de oro), no han podido ignorar sus sueños y han ido a intentar hacerlo realidad.
Concentremos nuestra atención en cuatro de esas personas.

Uno de ellos es un humano, de unos veinte años. Es algo enclenque y va vestido con ropas baratas. Hace años que se gana la vida robando lo que puede, e intentando no llamar la atención del gremio de ladrones. Las palabras más precisas para describirlo serian cobarde y envidioso, y fue esta última la que le hizo vivir del modo en que lo hace. Hace muchos años vivía en casa de su padre, un Noble con una lujosa mansión en la zona de la ciudad llamada Ankh. Pero no era hijo único, vivía a la sombra de su hermano mayor. Más listo, más guapo y más fuerte que él, el ojito derecho de papá. Hasta que un día los celos pudieron con él y decidió tirarlo escaleras abajo. Ese día fue el último que pasó en su casa. Su nombre es Aku, y no sabe porque sueña con ser un héroe.

El segundo individuo es un Troll, uno bastante grande. Hace poco tiempo que bajo de las montañas y decidió vivir en Ankh-Morpork. Se ganaba la vida cazando monstruos en las Montañas del Carnero, pero parece que los monstruos decidieron huir. Ahora camina por la fila, abriéndose paso entre la multitud, dispuesto a que esos molestos sueños que tiene últimamente se hagan realidad. Su nombre es Alcalizo.

El tercer es el Gnomo, o más exactamente, la Gnoma. Pertenece al Gremio de mendigos casi desde que llegó a Ankh-Morpork tras abandonar su hogar. Curiosa por naturaleza no ha podido evitar acudir. Camina entre las piernas de los allí congregados, y no tarda en adelantar a un troll que atraviesa la multitud. Su nombre es Eme Pe, y pretende convertirse en la mayor heroína que jamás haya caminado por el Disco, bueno, al menos en la más conocida. Sus diez centímetros de altura no la ayudan a convertirse en la más grande.

El cuarto va vestido con una larga túnica roja llena de estrellas, y lleva un sombrero puntiagudo. Es un estudiante de la universidad invisible, pero quiere cambiar los libros por las espadas. Pero sin perderse sus tres comidas diarias. Su nombre es Rapiticulín.

Las puertas del edificio se abrieron, e inmediatamente después comenzó una verdadera batalla campal frente a ellas, en la que se oian gritos como:

- ¡Yo soy el primero! ¡Quitate de ahí!

- ¡Eh, tú! ¿Creias que no te he visto? Yo iba antes.

- Dejadme pasar, ¡tengo que convertirme en héroe!

- ¡¡Salchicas!! ¡¡Salchichas a un dólar!! ¡Y me voy a la ruina!


Pero nuestros cuatro personajes aprovecharon esto y llegaron los primeros a la puerta. Aunque antes de entrar Aku consiguió unas monedas de los bolsillos de aquellos que caían inconscientes al suelo.
En el interior había una pequeña sala con un mostrador, al que subió Eme Pe, y al otro lado estaba Olaf el cicatrices, el cual sonrió al verlos pasar dejando al descubierto sus escasos dientes.

- Bienvenidos, ¿Qué puedo hacer por vosotros?

- ¡Quiero ser un héroe! – gritó el troll.

- Y lo sereís, en solo un día os convertiré en héroes barbaros.